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E. BOTERO T.

domingo, 14 de noviembre de 2010

CRÓNICA MEMORIOSA DEL SICARIATO. II



César: pasan los días y voy recordando más cosas.  He de ser sincero con la confianza que has depositado en mi criterio.  Entre 1988 y 2005, mantuve un permanente interés por fenómenos relacionados con el conflicto armado de nuestro país, interés no solamente conceptual sino también práctico, creyendo poder incidir de algún modo en su resolución por la vía del acompañamiento de las víctimas de violencia.  Desde 2005 no es que haya perdido ese interés, pero sí me he concentrado en trabajar con profesionales que lo hacen en ese campo.  Pero, en lo referido a la llamada sicaresca, te cuento que me rebota el sistema digestivo y me hostiga, darme cuenta de la elevación a la condición de héroe de cada uno de esos personajes que se destacaron al servicio del hampa.   Hoy entiendo porque se procede así por parte de muchos, pero igualmente, sin haberlo precisado antes, me ha parecido que buena parte de esa literatura y de esa producción televisiva tiene todos los visos de un encargo.


CRÓNICA DEL ADOLESCENTE FIJADO


Pongo este título al recuerdo que tengo de una anécdota que me contaron los colegas del Hospital Infantil de la ciudad de Medellín, por allá a finales de la década de los 80’s.


Al servicio de urgencias del Hospital, funcionarios carcelarios llevaron a un chico de 17 años, presentado como un sicario que había sido capturado en flagrancia y que, se encontraba en un franco estado de emaciación, caquéctico y negándose obstinadamente a recibir alimento alguno en la cárcel.  No lo hacía bajo la razón de una huelga de hambre.  Lo cierto era que el chico parecía estar en las últimas y ninguno de los procedimientos de alimentación parental demostraba tener efecto favorable alguno.  Perdía diariamente peso, aun a pesar de los procedimientos  heroicos y solidarios del personal de enfermería del Hospital.


Cuando el equipo de pediatras y enfermeras daban por perdida la totalidad de sus esfuerzos de salvación y ya el desbalance proteínico e hidroelectrolítico rayaban en los limites de la vida con la muerte, apareció una señora de apariencia muy humilde, vestida pobremente y preguntando por el muchacho a través del nombre que todos conocían.  Dijo ser su madre y después que le explicaron el grave estado en que se encontraba su hijo, ella manifestó que estuvieran tranquilos, que ella tenía la fórmula para hacerlo comer. 


La hicieron seguir al servicio de cuidados intensivos, ella pidió que le facilitaran cargar en sus piernas al muchacho, y una vez lo tuvo en su regazo como a un bebe, extrajo de su bolso un tetero preparado con leche que de inmediato fue tomado por el muchacho para sorpresa y admiración de todos los que pudieron contemplar aquella escena.  A partir de entonces, varias veces en el día, la escena se repetía, ya en una habitación aparte de la Unidad de Cuidados Intensivos.  El chico fue ganando peso y sobrevivió a todos los peores pronósticos que, basados en la realidad de su estado, se habían hecho hasta el momento.


¿No te parece extraordinaria esta historia?


VARIANTES DE LA RULETA RUSA


Otro caso reportado por colegas del Hospital Infantil, por la misma época del anterior. 


Un chico de 16 años, acusado de sicariato, hospitalizado por una apendicitis aguda, de cuya cirugía se recuperaba satisfactoriamente.  En el segundo día de hospitalización, recibe la visita de una chica, también de aproximadamente la misma edad.  La hora de terminación de la visita creo que era la de las 4 p. m. 


Es la hora y la chica no sale. 


El cuarto permanece con la puerta cerrada.  La enfermera del piso decide asomarse. 


Cuando abre la puerta se encuentra con la siguiente escena: el chico ha introducido un revólver en la vagina de la muchacha y a cada accionar del gatillo, sin bala efectiva, ambos revelan un estado casi orgásmico. 


Llamada la guardia del Hospital, se decomisa el arma y se encuentra que solamente una bala ocupa los espacios del tambor.  Se trataba del macabro juego de la ruleta rusa, pero quien accionaba el gatillo era el muchacho y su objetivo la vagina de su amiga.


Es otra historia, César, para tu conocimiento.

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