Por Eduardo Botero T.
CADÁVER DE IVÁN RÍOS |
Como se
trata de lectores de otras latitudes, explicaré lo que ha motivado este ensayo,
ya que entre nosotros la noticia ha sido difundida con especial despliegue y
muy pocos deben desconocerla.
El
encargado de la seguridad de un jefe guerrillero de altísimo rango (como que
hace parte del Secretariado de las Farc, máximo organismo de dirección de esta
guerrilla), según él, acosado por la persecución de los militares del ejército
colombiano, decidió dar muerte a su jefe, cercenarle su mano derecha para
proceder luego a entregarse al ejército, demostrar que había matado al jefe
mediante el cotejo de su huella dactilar y cobrar la recompensa que se ofrecía
por él, cinco millones de dólares.
Hay que
advertir que en estos momentos el ejército colombiano despliega una operación
encaminada a derrotar al movimiento guerrillero más antiguo del mundo y que,
tal como lo relató el jefe de seguridad del guerrillero, mantiene operaciones
de cerco y de reducción sobre diversos frentes de esa guerrilla.
La
campaña del ejército colombiano hace parte de la llamada Política de Seguridad
Democrática, entre cuyas acciones se encuentra la del pago de recompensas a
quienes informen del paradero de personas que dirigen a la guerrilla. En virtud de esta acción, el jefe de
seguridad del guerrillero, hizo saber su intención de cobrar la recompensa.