HORIZONTE DE NUESTRA ÉPOCA I

¿NUEVA ERA?

“Dios Mío ¿qué es lo que está sucediendo?”

Un ateo

Eduardo Botero Toro

Si alguien deseó alguna vez conocer en profundidad el significado de la palabra revolución tiene en estos momentos la coyuntura precisa para hacerse a un saber profundo y fecundo.  Todo depende de la actitud, claro: el militante de cualquiera de los dogmatismos que sobreviven, descubrirá, quizás por primera vez en muchos años, la correlación estrecha entre la ansiedad y la tartamudez.  Ya es un logro revolucionario escuchar tartamudear a un dogmático.
 

Lo que está sucediendo en el mundo, en una coyuntura que se remonta a los primeros levantamientos de protesta estudiantil en Grecia, Francia, Gran Bretaña y otros países europeos y que ahora toma con ferocidad buena parte del conglomerado de países que conforman el mundo árabe, ofrece todos los ingredientes políticos y sociales para que la palabra revolución deba ser re-significada.

Es prácticamente imposible comprender lo que sucede si permanecemos presos de aquellas concepciones dogmáticas y reduccionistas tradicionales, todas ellas subsidiarias del espectro conceptual que divide las cosas en términos de blanco o negro. 

Una consecuencia revolucionaria de esta coyuntura será precisamente el efecto que producirá en las mentalidades que se encontraban cómodamente instaladas recibiendo confort y solaz por su extensión en la cuota burocrática obtenida como contraprestación a las adhesiones.

Negar que estemos ante un levantamiento popular que ha demostrado su eficacia consiguiendo el derrocamiento de dictadores hasta ahora felices beneficiarios de la correlación de fuerzas a su favor, sería pretender tapar el sol con un dedo.  Estamos ante un episodio de esa historia que es realizada por los de abajo en un tiempo en que nadie puede autoproclamarse su representante.

Se trata de algo nuevo que, si somos consecuentes con aquello de que afecta las mentalidades que han copado el espectro de las concepciones ideológicas y políticas, deberá forzarnos a re-definir nuestros modos de vinculación con el horizonte de esta época.  Estos levantamientos se dan a lo largo y ancho del espectro político, poniendo en crisis a gobiernos regidos por mentalidades de todo tipo, de derecha, de centro y de izquierda.

Parece que los pueblos se están levantando para resolver situaciones que les impiden saciar el hambre, sí.  Pero han ido más allá de luchar por la comida, han descubierto que los regímenes han sabido moldear sus formas de representación dependiendo más de que la elegida sirva para su permanencia que de una sincera vocación por satisfacer las necesidades de sus pueblos.  Estos demuestran que no están dispuestos a permanecer como objetos usados en beneficio de la continuidad de los regímenes que los gobiernan, se presenten estos como de izquierda o derecha.

A ojos vistas de todos, no se contentan con el derrocamiento: vuelven permanente la movilización popular para efectos de vigilar certeramente que las acciones políticas llevadas a cabo no aplacen ni frustren sus aspiraciones fundamentales. 

Algunos creen que todo esto solamente afectará a sus adversarios.  Se equivocan: Winsconsin no pertenece a un país gobernado por la izquierda.  Ni Francia, ni Gran Bretaña, ni Italia…

Estaremos prestos a recibir amistosamente todas aquellas opiniones que logren vencer el miedo al titubeo, a la tartamudez, a la vacilación.  Como señalan algunos: estamos conminados a hacer elecciones que cruzarán nuestra subjetividad de un modo inimaginable.  Nos negamos a obedecer el mandato de los burócratas que nos predican el justo camino del medio, para que nuestras opiniones puedan considerarse psicoanalíticas.  Que sean ellos los que procuren memoriales para acallar voces disidentes de su saber.  Nosotros consideraremos que la verdadera actitud psicoanalítica consiste en escuchar y saber inventar en cada caso el psicoanálisis.

Lo demás es dogma.

Febrero 27 de 2011