PUBLICARÉ LOS ESCRITOS QUE DIVERSOS COLEGAS HAN PRODUCIDO LUEGO DE ENVIARLES MI APROXIMACIÓN TITULADA “DE LA HOZ Y EL MARTILLO A LA CRUZ”.
JOBLOMBIA
Estimado Eduardo:
He leído con interés creciente el mensaje que titulaste "Dolor y pensamiento". Es un título lleno de promesas. Una de ellas nos haría soñar en un ensayo sobre la relación entre el "dolor de vivir" y el "dolor de pensar". El dolor de vivir intuido no simplemente como la cuota de sufrimiento singular que significa transitar este mundo desde nuestro nacimiento hasta nuestra muerte, sino como el dolor de vivir del "cuerpo" social". Cuerpo histórico, por supuesto, y como en el caso colombiano, lleno de todas las llagas de esa pre-encarnación de Cristo que fue Job. Tanto es así que podríamos llamar a nuestro país ("patria" dicen algunos ¿pero ¿que significa patria!?), que podríamos llamar a nuestro país, repito, "Joblombia".
Y has puesto ese título a tu nota porque, las sufrientes Farc acaban de declararse, a través de la voz de su nuevo jefe, cristianas.
Para mí eso es todo un "acontecimiento". ¿Qué hace posible que de la auto-rotulación de "marxistas" (se supone que abandonan el evangelio según San Marx de los siglos XIX y XX), las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Joblombia (FARJ), pasen a llamarse cristianas, gracias a su nuevo apóstol: Timo-León. (No sería mejor ¿Timo-Pez? ¿¡Quo Vadis!?)
Lo que más me complace es que te hayas tomado el trabajo de iniciar un análisis sobre la ideología Farciana (la aproximación a Farcesca, se escurre bajo la movilidad de la lengua castellana), puesto que, que yo sepa (tu me dirás pues eres mejor lector que yo de este tema) nadie en Joblombia ha hecho un análisis sociológico (de alto nivel) de las FARJ que valga la pena. Colombia es muy pobre realmente en pensamiento político y si ha habido algunos excelentes pensadores, ya han muerto (pienso en nuestro querido Estanislao), o callan, porque no quieren morir.
Tampoco he sido informado de la existencia de grandes tratados sobre la sociedad colombiana moderna.
Este es un país por hacer y por pensar. Un país que duele. Pero todos los países duelen, todas las naciones duelen, toda la historia duele. La nuestra es una humanidad doliente. Y eso que no nos ha ido peor que a los judíos en Alemania. Claro, yo no he sido torturado, ni he sido sindicalista, ni he sido campesino desplazado, ni combatiente revolucionario. Así que no se en carne propia nada.
Pero Joblombia nos duele más porque es nuestra Joblombia. ¡Ah, si hubiera una mejor humanidad a donde irse...!
Pero, "¿Dónde irá el buey que no are y la mula que no tire?"
Ya sabemos que en el ensombrecimiento del marxismo todos los partidos comunistas tienen algo que ver. El marxismo era una ideología sana hasta que lo enfermaran los marxistas, sobre todo los que llegaron al poder. No obstante, el análisis hecho por Marx en El Capital, sigue siendo válido en muchos aspectos, aunque el marxismo haya sido un desastre y Stalin, el gemelo de Hitler.
Si el lugar común que dice que el poder corrompe es cierto, quizás el marxismo no debe aspirar al poder. Ninguna izquierda debe aspirar al poder porque el riesgo de la corrupción y la derechización es ineludible. La izquierda sólo debe combatir el poder, hacerlo cambiar y replegarse. Esa debe ser la revolución permanente.
Pero las Farc ahora quieren combatir el poder y tomárselo, para imponer el cristianismo primitivo. ¡Va de retro, Sata!
¿Así que las farc ya no son marxistas sino cristianas? ¡Aleluya! Aquí, la Teología saca de nuevo la cabeza. No vamos a suponer que la carta de Timo sea, simplemente, una estrategia para seducir a los creyentes. Tomémosla, también, como una carta política, una nueva propuesta.
Sin embargo la propuesta farciana ya tuvo aplicación en el gobierno de Uribe Vélez. Ya todos sabemos cómo se maneja un cristiano en el poder y que cosas es capaz de hacer.
La involución ideológica de las Farc los llevaría a replantear de nuevo la relación entre la iglesia y el Estado. Nada de sociedad laica: todos debemos ser cristianos.
Esa postura muestra que las mismas Farc ya no creen en lo que han hecho y tampoco en que una filosofía, una ciencia, una política racionales, pueda servirles de guía para las masas, puesto que a estas hay que darles mitos, ritos y fantasías para su ordenamiento moral y político.
"Un verdadero deslizamiento regresivo hacia esa figura con la cual a los niños se les enseña a combatir el miedo a los ogros exaltando la figura del redentor."
Pero en nuestra época, luego de la revolución francesa y el triunfo de la ilustración y de esa democracia imperfecta que es la democracia representativa, la religión ya no puede cumplir la función de cohesionador social. La razón ilustrada es un disolvente del fundamentalismo. La religión ha perdido su poder no sólo entre los filósofos y los científicos, sino también entre la gente común y corriente, a pesar incluso de su credulidad. Pero que lo haya perdido no quiere decir que no lo pueda recobrar en algún momento de locura fundamentalista del que el fascismo anda al acecho.
Esta invocación de la religión por parte de la guerrilla es una muestra de su atraso cultural y político pero permite una explicación “antropológica”: en este momento, tienen necesidad de Dios, en términos lacanianos tienen necesidad de Un Nombre del Padre que les permita una identificación. Y como la del cristiano es una posición identificatoria sacrificial – Cristos que cargan su cruz, Santos Job--, su ideología les permite leer el pasado en un registro piadoso y justificar el futuro en un registro místico. De allí su fascinación por el sacrificio en si mismo, por su vocación de chivos expiatorios (lo que no les impide también llevar a otros a la piedra sacrificial y al holocausto en nombre de dioses vengativos): “El sacrificio significa que, en el objeto de nuestros deseos, intentamos encontrar el testimonio de la presencia del deseo del Otro que yo llamo el Dios oscuro” (Lacan).
Espero que podamos seguir comentando esta y las siguientes cartas de Timochenko. Es posible que nos den alguna luz sobre el espíritu retrógrado y fascista de su ejército.
Un abrazo,
Javier
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