¿PAIS ARTERIOESCLERÓTICO?
LAS FIESTAS CON FRITANGA Y LA DESMEMORIA
Por Eduardo Botero Toro.
Si el infierno existe, los expertos en comunicaciones del III Reich deben estar entretenidos observando el manejo mediático que ocurre por estos días en Colombia.
En momentos en los que quienes son responsables de proteger la vida, la honra y los bienes de los ciudadanos son desenmascarados como miembros activos de la mafia, algunos de ellos demasiado cercanos de personalidades públicas sospechosas de haber tenido nexos con el gangsterismo local; en momentos en los que familiares cercanos al mismo personaje son capturados acusados de tener nexos con un cartel mexicano contra el cual su gobierno no realizó operación policial alguna en su contra durante los 8 años de mandato; en momentos en que un ministro activo del gabinete es acusado de haber conseguido votos con el concurso del hampa llanera y, a su vez, denuncia que todo se debe a un comploto encabezado por el mismo personaje ahora expresidente; en fin, en momentos en que todas las instituciones de poder son sorprendidas legislando en beneficio exclusivo de los intereses personales de quienes las conforman, justo y precísamente en un momento así, los medios de comunicación escogen como noticia de primera plana la lista de artistas y personajes de farándula invitados a la fiesta de un tal Camilo Torres, apodado “Fritanga”.
Lo verdaderamente repudiable y que debiera traducirse en sanciones tanto morales como penales, se pretende esconder mediante una cortina de humo conformada por el escándalo de la tal fiesta matrimonial.
Recuerdo a mi abuelo, ya senil y casi demente, queriendo destruir el televisor cada vez que en la pantalla se presentaba determinada personalidad del ámbito mediático. Teníamos que arrebatarle el bastón para que no destruyera el aparato.
Así, los medios, procuran des-informar llenándose de una ira feroz contra cantantes de dudosa calidad estética y contra las mismas modelos que ellos invitan, en el horario nocturno, a conocer más íntimamente, más allá de lo que ven los demás…
Consideran quedar así a tono con el sentimiento de repudio popular en contra de la connivencia del llamado establecimiento con el gangsterismo criollo y con todos sus instrumentos de disuasión criminales. De dicha connivencia se derivó, entre otras consecuencias, el actual régimen que consiguió entregar los servicios públicos a un pequeño grupo de empresarios, que pudo instalarse gracias al correlativo uso de la intimidación sistemática, la apelación al asesinato y a la desaparición de líderes sociales. La respectiva gangsterización de la insurgencia hizo su propia contribución al perder deliberadamente el norte de su accionar y transformar su obligatoria dependencia de las masas por la solvencia conseguida a partir de la participación en los negocios ilegales.
Al escoger como blanco de interés prioritario la participación de cantantes y de orquestas en la fiesta del tal Fritanga, se quiere hacer pasar como ilícito justamente lo único medianamente lícito que pudo haber en esa participación, toda vez que ella contó con la firma de un contrato por medio del cual los artistas, a través de sus representantes, estaban realizando un trabajo. Aquí se configura un verdadero acto fallido por parte de los medios que, de manera soberbia, creen posible escapar del determinismo del inconsciente al momento de diseñar versiones amañadas de las cosas o de pretender amañar las cosas mismas para fabricar versiones coherentes.
Mientras los medios de comunicación eligen silenciar, entre otras cosas, la existencia de una sucursal de uno de los principales bancos del país en Islas Caimán, considerado por las autoridades internacionales un verdadero paraíso fiscal, exaltan la retórica acerca de la presencia de músicos en la fiesta de un capo al servicio de los terratenientes de Urabá y alrededores. Silenciado lo que se relaciona con el delito de lavado de activos, en su lugar ponen toda clase de adjetivos para juzgar escandalosa la presencia de músicos mediante la firma de un contrato de trabajo, en una fiesta mafiosa.
Una fiesta matrimonial de un beneficiado por las acciones de un Valencia Cossio y de sus cómplices, entre otros el dueño de una de las mayores compañías de seguridad privada del país, es cierto, cosa que por lo demás apenas es insinuada en los informes y de manera tendenciosamente parcializada en beneficio del socio dueño de la empresa de seguridad. El escándalo es el de la presencia de quienes estaban allí trabajando con su producto, la mala música, pero, al fin y al cabo, se trata de los mismos artistas que han gozado del beneficio reproductor de los grandes medios de comunicación y de sus respectivas payolas.
Porque estos músicos han sido clientes de las secciones de farándula de los grandes medios de comunicación y de sus empleados encargados de poner en circulación su música, a través del pago de dineros. Es decir, estos clientes ahora son tratados como verdaderos cómplices del mafioso todo por haber accedido a trabajar durante su fiesta.
Es lo mismo que está sucediendo a la salida de los supermercados, de los grandes almacenes de cadena, donde los clientes somos sometidos al trato de sospechosos de robo, requisadas nuestras compras en cada ocasión por parte de un guarda de seguridad privada…
¡Un guarda de seguridad privada! Este es el que realiza el acto de tratarnos como sospechosos. ¿A cuál empresa pertenece? A la que ha sido contratada por el almacén de cadena.
¿Quién es su dueño? El mismo cómplice de Valencia Cossio con quien se encargó de borrar los antecedentes penales de “el mico”, socio mayor de “fritanga”.
Tranquilo Eduardo que Uribe ya está que cae. Se le ve en la cara el miedo. :D
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