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E. BOTERO T.

jueves, 16 de diciembre de 2010

SUFRO DE SMPI-TOC-SAD-SDAPD-TAG-STDCD-TPET


FRAGMENTO PUNTUAL DE UN DIARIO








Transcribo, sin autorización de su dueño, las notas de un diario correspondientes al día noviembre 26.


Noviembre 26

Preciso, me dije al levantarme.  Sindrome Matinal del Pié Izquierdo (SMPI).  Me levanté con el pié izquierdo.  Situación calamitosa: millones de seres lo sufrimos en el planeta.  Hasta la fecha, nadie se había preocupado por estudiarlo.  Recientemente, una comisión conformada por expertos de todo el mundo, conceptuó que se trataba de una verdadera condición patológica.  Ya desde Efeso de Arimatea, se conocía de su existencia.  Curiosamente un descendiente suyo, centenares de años después, exclamaría atónito “¡¿Hoy me levanté con el pié izquierdo o qué?!” después de escuchar a su esposa decirle que estaba embarazada y que el padre no era él.  Muy pocos profesionales lo han descrito a lo largo de la historia hasta que esta comisión de expertos puso punto final a este desconocimiento que tanto sufrimiento nos ocasionaba a las víctimas de este trastorno.



En el trayecto de la cama al sanitario tuve repetidos accesos de ideas intrusivas que me confirmaron la cronicidad de mi ya viejo trastorno obsesivo compulsivo, mi viejo y tolerado TOC, relacionadas con el SMPI.  Tendría que duplicar la dosis de antidepresivo con la cual manejaba mis angustias.  Tan pronto llegué al baño  y me senté en la taza.  Inmediatamente recaí en el Sindrome Afectivo Digestivo (SAD) que se acompaña de una sonora descarga precedente de la material devolución a la tierra y de esa sensación de que debo visitar al gastroenterólogo cuanto antes para ver si tengo algo más delicado no vaya a ser un cáncer. 



En terminada la acción ya me sentía obligado a triplicar la dosis de antidepresivo SSRI que se me había formulado para tratar el SMPI, el TOC y el SAD.  En lavándome las manos lo hice durante dos veces sin dejar de caer en cuenta que más de una vez constituye serio riesgo de acción compulsiva agravante del TOC.  Disponiéndome a lavar mis dientes, habiendo apretado la pasta de dentífrico desde abajo hacia arriba para evitar recaer en el Sindrome de Apretamiento Desordenado de la Pasta de Dentífrico (SADPD), de inmediato me acometió un acceso de ansiedad proveniente de mi también viejo Trastorno de Ansiedad Generalizada (TAG), unas nauseas incontenibles que amenazaban con mezclar las secreciones salivales con el dentífrico procesado en el lavabo.  Caí en la cuenta de que no había soltado el inodoro y que todo se debía a un acceso de Sindrome Transicional entre la Defecación y el Cepillado Dental (STDCD), una condición que apenas a la fecha se está empezando a estudiar sobre la cual la industria farmacéutica, preocupada por el bienestar de los humanos, ha destinado recursos financieros suficientes como para descubrir qué medicamento estaría indicado en tal caso.




Cuando me vi bajo la ducha, no tuve la precaución de abrir al mismo tiempo el agua fría y el agua caliente, abriendo solamente la llave de esta última por lo que sufrí de una quemadura que inmediatamente activó mis neurotransmisores para colocarme víctima de un acceso de Trastorno por Estrés Postraumático (TPET) que también produjo intensa ansiedad.  Una vez el agua fría aclimató a la otra, pude descansar no sin antes haberme tomado otra gragea antidepresiva, por lo cual no pude establecer a cuál de las dos acciones atribuirle la mejoría de mi estado de ánimo.



En secándome con la toalla sufrí de un acceso de Trastorno por Secado Brusco de la Piel (TSBP) que me mortificó terriblemente porque ya me creía curado del mismo.  Tal vez la confluencia de  SMPI-TOC-SAD-SDAPD-TAG-STDCD-TPET contribuyó para que ocurriera esta recaída en el TSBP de la que ya me creía curado.



Quise bajar a desayunar, pero me sentía extrañamente lleno.  Cinco grageas tal vez.  Por eso decidí volver a la cama.  Y no levantarme durante todo el día.  Mi Fobia Social (FS)  ha sido contrarrestada porque ya  uno no tiene que salir a la calle para conocer qué pasa en el mundo, dado que el mundo sabe entrar a la casa a través de TV, radio e internet.  Considero seriamente escribir una carta a las compañías farmacéuticas para que diariamente envíen a mi correo electrónico información sobre los últimos avances en materia de investigación en salud.  Ellos, verdaderos ases de esta vida, sabrán gustosos concedérmela. 

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