MÁS ALLÁ DEL DIVÁN: WIKILEAKS Y EL REINO DE LOS SOPLONES

SUSTANTIVO PLURAL DEL VERBO SOPLAR

SOPLADORES Y SOPLONES

El DRAE trae los significados del singular. En plural el término no aparece. Dice el DRAE:

soplador, ra.

1. adj. Que sopla.

2. adj. Dicho de una persona: Que excita, mueve, altera o enciende algo.

3. m. aventador (‖ soplillo, abanico).

4. m. sopladero.

5. m. Obrero que tiene como trabajo soplar en la pasta de vidrio para obtener las formas previstas.

6. m. Hond. Apuntador de un teatro.

Ahora veamos la palabra “soplón”, también tomada del DRAE:

soplón, na.

(De soplar, sugerir).

1. adj. coloq. Dicho de una persona: Que acusa en secreto y cautelosamente. U. t. c. s.

2. m. y f. C. Rica. apuntador (‖ en el teatro).

Coloquialmente, entre nosotros, el verbo soplar describe la acción de fumar marihuana o basuco: sobre todo con este último, dada la ansiedad con la que el consumidor se hace a un efecto de duración demasiado corta por lo que intensifica la chupada buscando prolongar el efecto buscado y deseado. Se dice del que lo hace que “sopla basuco”.

Los nexos entre droga y política, en Colombia, han reportado como efecto tanto la multiplicación del número de sopladores como del número de soplones. WikiLeaks se ha encargado de revelar el cruce de mensajes de la embajada de los Estados Unidos con el Departamento de Estado, en los cuales funcionarios de todos los poderes, representantes eclesiásticos, miembros del alto mando de las fuerzas armadas y toda clase de asesores de gobiernos anteriores, desfilaban ante el embajador en calidad de aventadores, pone quejas, sapos, pica pleitos, soplones, etc.

¿Acerca de quién y de quiénes actuaban? ¡Ni más ni menos que de otros funcionarios! Por todas partes proliferan borondongos, muchilangas, burundangas y bernabés. Cada uno aventando al otro, llevando algo más que chismes, sindicando de crímenes graves a otros que, se supone, hacían parte del mismo gobierno.

Todo esto sucedía sin que pudiera conocerse, cosa que hoy cambia gracias a WikiLeaks, que se ha encargado de ponernos al tanto de la existencia de los cables que contienen todo el sartal de acusaciones de unos funcionarios contra otros.

Su desconocimiento hacía parte de un contexto que impedía explicarse la ocurrencia de crímenes tales como la muerte violenta de personajes que hacían parte de ese mismo régimen. Helicópteros que caían con dichos personajes en su interior, generando gran ansiedad en directores de medios de comunicación como Darío Arismendi que, al aire, preguntaba insistentemente sobre si había aparecido el maletín que llevaba consigo Pedro Juan Moreno. Llamaba entonces la atención que la fuerza de la preocupación de Arismendi recayera sobre el maletín más que en la humanidad de Moreno. Se decía que en dicho maletín el personaje llevaba toda la información acerca de la corrupción existente en el Estado bajo el régimen de AUV.

Conocidas estas revelaciones, es muy difícil mantener el halo de misterio que rodeó aquella muerte de entonces. Las mismas instan a replantearse el asunto y obligan a preguntarse si las cosas permanecieron siempre en el ámbito de la pura sopladera o si esta última hacía parte de una estrategia que combinaba todas las formas de lucha de ellos entre sí.

Mientras tanto, la lucha contra los sopladores de bazuco se intensificó notablemente, creyendo que era más fácil coger el rábano por las hojas que entablar la lucha contra los determinadores de un negocio que, para su prosperidad y entre otras cosas, requiere de la promoción y el logro de la división entre las fuerzas que dicen combatirlo.

No extraña entonces conocer del aumento de la extensión de tierra dedicada al cultivo de plantas proveedoras de narcóticos. No extraña que los asilos comiencen a proliferar toda vez de que quienes se asilan conocen en versión privilegiada de lo que son capaces aquellos a los que se sirvió obsecuentemente.

Por eso hay que entender el llamado de José Obdulio Gaviria como la estrategia que se buscará privilegiar en los actuales momentos:

“A defender un gobierno de varones. Levantemos el fervor uribista. Abajo la cobardía. Abajo la traición. A luchar contra la calumnia”

No obstante esta declaración repleta de testosterona en la que se infiere que se es varón porque no se es sapo, José Obdulio amenaza al general Naranjo:

“Conteste general. Yo le creo al embajador. Verá la diferencia cuando mencionen mis conversaciones. Sólo defensa y respeto por los compañeros”.

“Esperemos qué va saliendo. Que publiquen mis conversaciones. Verán lo que es ser serio, veraz y leal. Que se investigue y castigue la traición”.

Y que la cosa va en serio, es decir, que no se trata solamente de quejetas que se desgañitan por servir obsecuentemente a un amo que todos comparten acatar sino que el aroma de la sangre aparece en la voz de este asesor especial sin que de muestras de ruborizarse, lo prueba este mensaje también extraído de su Twitter:

“Presidente Santos: ¿no leeremos que Naranjo informó que yo ordené falsos positivos? O, peor, ¿que usted? Peligroso mantenerlo en el entorno”.

El mismo, con su declaración, autoriza a que nos preguntemos si los crímenes que ocurrieron contra personajes relacionados con el régimen mientras que otros iban y venían a la embajada de los Estados Unidos de Colombia, tuvieron o no que ver con ese modo de zanjar las discrepancias internas. José Obdulio asegura que el general Naranjo es peligroso: le recuerda, de paso, como sin querer queriendo, al presidente Santos, el asunto de los falsos positivos. La insinuación es ilustrativa… proviene de un compañero de ruta… ¿Quién es entonces el peligroso?

¡Rabiosa reacción de alguien que promovió la delación como forma suprema del ejercicio político!