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E. BOTERO T.

martes, 1 de febrero de 2011

JAVIER NAVARRO: "CRITICAR A FREUD"




  Si fuera pertinente, sería preciso retomar todas las críticas razonadas del libro de Onfray y del Libro negro del psicoanálisis, para honrarlas con la discusión. Para aceptar todo lo que tengan de renovación oportuna del pensamiento. Pero es muy probable que no sea pertinente.





Nacimiento del Alma
Por Javier Navarro

            Para todos los interesados en el psicoanálisis, en cualquiera de sus variantes teóricas o pseudo teóricas, no podría sino ser muy interesante, no debería dejar de serlo, el hecho de que se discutieran los postulados freudianos. ¿Quién, que no sea un sectario, puede pretender que una teoría puede y debe durar para siempre como irrefutable, inmejorable, sostenible? De pretenderlo, se estaría en la posición de un ingenuo narcisismo, que supone que lo dicho por Freud, puesto que se ha creído siempre en ello, es excepcional, y que su “ciencia” es la única que no ha cambiado en más de 110 años, salvo en los puntos en los que el mismo se refutó.

Aunque parezca increíble, tal es la posición de muchos freudianos, de aquí y de allá.

            Pero que deba ser refutable (aquí el eco de Popper no debe ser desestimado), no puede ser equivalente a que deba ser anulado como un dicho carente de valor e inaprovechable por las teorías que lo continúan.

            Dos sectarismos pueden llegar a  proponerse como verdaderos, y por tanto, pueden llegar a hacer imposible cualquier  diálogo entre ellos, confirmándolos en lo que son. Posiciones ciegas. Ciegas a la variedad de la Verdad (veáse la entrevista a Allouch en este blog).

            ¿Se trata entonces de retornar o de atacar a Freud?

            Para Lacan era preciso retornar a Freud, para separarse de él, dándole todo su valor. Su retorno fue y sigue siendo tan fructífero, que ni los antilacanianos más feroces, pueden desconocer el peso filosófico de este discurso sobre la modernidad postestructuralista.

            Al mismo tiempo, con Lacan, el psicoanálisis adquiere un nuevo aire al ponerlo al nivel de las investigaciones modernas de otros campos, es decir, al volver a hacerlo de nuestro tiempo.

            Pero cuando la decisión es atacar a Freud con el propósito de anularlo, de sustituirlo por nada (por un vacío teórico a propósito de lo que dijo), nos encontramos con Onfray.

            El retorno a Freud fue serio, constituyó una serie de seminarios, de investigación continuada (Lacan).

            El ataque a Freud es un asunto mediático, asunto de la gran masa de los medios televisivos que, ignorante de lo que se trata, busca entretenimiento barato. Pequeños shows para bachilleres y amas de casa ávidas de barniz cultural. Todo se reduce a la cultura del You Tube, sin más reflexión.

            Pero aquí hay mucha tela de donde cortar.

            No es raro pues que dos lacanianos, sepan responder de dos maneras distintas a dos asuntos distintos:

            Abibon, depone su ira provocada por la impotencia de los psicoanalistas presentes en la cita televisiva con el filósofo, sometidos ellos mismos a la estupidización del ambiente masivo. ¡Primero el espectáculo y la risa, luego, alguna reflexión!

            Abibon, depone su ira para decir algo sensato. El método de Freud, lo que él propuso de novedoso, sigue teniendo validez, permanece incólume. Pero tal método implica una lenta reflexión para reconocerle todo su rigor. No es evidente de por sí. Abibon nos recuerda que todos soñamos y que todos, incluso los que nacerán en probeta agrego yo, tienen un padre y una madre, o “algo” que cumpla tales funciones y que esto forma parte del laboratorio analítico. El caso de Freud en su singularidad dice algo de cualquier otro caso, en el dispositivo del análisis, pero no lo puede sustituir. Cada caso pone en cuestión toda la teoría y es necesario volver a pensarlo todo. Por que hay una dialéctica entre las modalidades de la lógica, entre lo universal y lo singular y lo particular, es por lo que no todo se reduce al caso Freud.

            De la práctica del psicoanálisis surgen las preguntas ¿Qué es un padre? ¿Qué es una madre? ¿Qué es una pareja parental? Todos los analizantes giran mucho tiempo en torno al teatro familiar. ¿Por qué?

            Lacan se propuso explicar estos interrogantes durante toda su vida, hasta el final de los nudos borromeos. Que no se esté a su altura, no lo descalifica a él.

            ¿Sabe realmente Onfray que es el Complejo de Edipo? No. Muy bien. Dice simplemente que no existe. Que no es universal. Seguramente no tuvo padres. O no tuvo relación con ellos. ¿La madre de Onfray no deseaba, no tenía sexualidad, no tenía pasiones? Una buena y casta señora. ¿El padre tampoco? No, nos dirán, es que el asunto no debe plantearse así. ¿No? Entonces cómo. ¿Por cuál teoría reemplaza el crítico la teoría freudiana? Esperemos que nuestro filósofo tenga tiempo, mucho tiempo eso sí, para que lea y relea el Seminario de Lacan sobre Las relaciones de objeto. No es mal camino para empezar. Lacan le dio vueltas y revueltas al asunto y tuvo teorías para proponer y sacar del atolladero. Todavía son útiles.

            Si Onfray no entiende que allí hay una interesante reflexión que exige esfuerzos, mucho menos va a comprender una teoría como la del Complejo de Castración (de la que no puede desligarse el Complejo de Edipo), mucho más abstracta, es decir, menos empírica, menos propicia para la comprobación por la via del comportamentalismo, esa ingenuidad hecha libros.

            De hecho, si no hay Edipo, ni Castración, pues, el Inconsciente no existe. O funciona sin la sexualidad infantil. Un inconsciente sin pulsiones, sin pasiones, sin vigor. Pero nada de esto le preocupa a este gran filósofo ultracrítico. Para él las teorías de Freud son falsas por que Freud, era un inmoral que tenía relaciones sexuales con su cuñada.

            No le vendrían mal a Onfray unos pequeños estudios de Lógica y de Teoría de la Argumentación. No se puede refutar una teoría con argumentos ad hominem,  y decir, por ejemplo, que las pulsiones de muerte (o de vida, no importa), no existen por que Freud era una mala persona, o fue cocainómano, o se equivocó en un diagnóstico. Con tal criterio ni la Santa Madre de nuestro filósofo, sería creíble aunque hubiera escrito la mismísima álgebra de Baldor.

            Cuando se ataca una teoría con falacias ad hominem se procede de tal forma que se considera que se ha refutado un argumento, ofendiendo a quien lo sostiene. “No se refuta la verdad de lo que se afirma, se ataca al hombre que hizo la afirmación. Así, por ejemplo, podría arguirse que la filosofía de Bacon, es indigna de confianza porque éste fue desposeído de su cargo de canciller por deshonestidad” (Copi, Introducción a la lógica). Copi, agrega, (pero esto lo puede ver, por palmario, cualquiera que tenga cinco dedos de frente) que aun el más perverso de los hombres puede a veces decir la verdad o razonar correctamente.

            Y sin embargo, estos son los argumentos más abundantes contra Freud (y contra Lacan como en el caso de las “refutaciones” de André Green en su Un psicoanalista comprometido), puesto que es la forma de razonar del sectarismo.
           
            Si fuera pertinenete, sería preciso retomar todas las criticas razonadas del libro de Onfray y del Libro negro del psicoanalisis, para honrarlas con la discusión. Para aceptar todo lo que tengan de renovación oportuna del pensamiento. Pero es muy probable que no sea pertinente.

            Es esto lo que sugiee la respuesta de Jean Allouch a la solicitud que se le hacía de firmar una carta que buscaba censurar a Onfray con la petición un poco infame de que se le impidiera seguir hablando contra el psicoanálisis por la Radio France-Culture. Un poco infame digo, porque el psicoanalisis no debe ponerse del  lado de ningún poder represor ni censurador. La primera manifestación del poder represivo es la falta de humor.

            De lo que responde Allouch hay que concluir que allí donde Onfray diga algo verdadero, es preciso tenerlo en cuenta, incluso si fuera doloroso para el querido narcisismo de la identificación con las teorías y sus queridos personajes, Freud o Lacan.

Javier Navarro

3 comentarios:

  1. Hola,
    interesante el texto del profesor Navarro. Les escribo desde Canada, y quer[ia preguntarles como podr[ia ponerme en contacto con el profesor Navarro. Trabajo en una universidad canadiense y hago psicoanalisis y literatura.

    Agradezco si me envías su email a o_ortegon@yahoo.com

    Un saludo.

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  2. Seria interesante que no solo no se atacara al hombre sino a las ideas, sino que cuando se defendiera, se defendieran las ideas y no al hombre. Lo digo porque en la defensa de Navarro no se habla de las ideas psicoanalíticas sino de nombres: Freud Y Lacan, como si el psicoanálisis se redujera al culto de dos personajes. De acuerdo que la crítica de Onfray adolece de ser una crítica falta de argumentos lógicos porque se dedica a atacar al hombre. Una crítica mucho mas seria fue la que Alan Sokal mostró acerca del uso incorrecto de conceptos como topología y nudos borromeos en la perspectiva lacaniana y en general en el uso de muchos modelos provenientes de la matemática por parte de una gran parte del pensamiento francés en sus aplicaciones a las ciencias sociales y al psicoanálisis.

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  3. Todo el pedo de allouch es porque miller refuta a onfray si defiende a onfray allouch es para darle en la madre a miller

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