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E. BOTERO T.

miércoles, 18 de mayo de 2011

SOBRE EL CASO “DSK”




Eduardo Botero T.


Dominique Strauss Khan, director del Fondo Monetario Internacional fue detenido el sábado 14 de mayo en el aeropuerto JFK, acusado de abuso sexual contra una camarera del hotel en que se hospedaba y que puso el denuncio en contra del personaje.


De inmediato el despliegue mediático a nivel mundial hizo su emergencia como suele hacerlo: extras, urgente, última hora, etc.  La palabra escándalo debe estar referenciada en Google batiendo récord de utilización.  Los epítetos pronunciados por directores de medios radiales no se han dejado esperar, baste escuchar los que emite Darío Arismendy Posada, director de “6 a.m.” de la Cadena Radial Colombiana (?), Caracol.  Por otra parte, en los medios franceses, se destaca el llamado a que sea la prudencia lo que guíe el cubrimiento de la noticia acusando a otra prensa de colocar al acusado en la picota pública y pre-juzgarlo sin respetar sus derechos dando por sentada su culpabilidad.



La evolución del cubrimiento de la noticia demuestra que el llamado de un vasto sector de la prensa francesa ha caído en oídos sordos de personajes interesados en probar, antes del juicio, que el acusado es culpable.  Si se puede llamar argumentación la que emplean, deberíamos tomar por tal la búsqueda frenética acerca del comportamiento del acusado con respecto a las mujeres: mujeriego, exquisito en sus gustos gastronómicos, poderoso, etc.  Se guarda calculado silencio acerca de otros antecedentes propios del comportamiento del acusado en función de su cargo y de sus actividades políticas: crítico de Sarkozy y posible candidato por el Partido Socialista Francés en los próximos comicios, crítico reciente del  llamado Consenso de Washington, acuerdo por el cual se impuso a las economías del mundo –y sobre todo las del tercero- todo el peso criminal del enfoque neoliberal que contribuyó al despojo de las empresas públicas en beneficio de capitalistas privados siempre protegidos por el FMI.


BENEFICIOS DE UN ESCÁNDALO


No se puede asegurar que el SIDA haya traído la actual ola de conservatización que inunda el mundo de la información y de las noticias.  Se puede asegurar sí que siendo una enfermedad relacionada con la sangre, la sexualidad y sus supuestos desvíos, se ha configurado casi como una especie de Jinete de Apocalipsis al que muchos dirigentes conservadores le confieren el poder de disuasión que haga expedito el camino de la implantación de una cierta disciplina en las costumbres de las personas.




Simultáneamente se aprestigiaron la castidad y la masturbación, prácticas eficaces en la prevención del SIDA.  El sexo por internet, el llamado sexting, en otras palabras, el predominio del nexo virtual sobre el nexo físico, sería el aporte de la tecnología futurista a este re-aprestigiamiento de los valores monacales del medioevo.  Las religiones sacaron lo peor de su acervo moralista y pusieron al tanto de sus feligreses la obligación de practicar una vida sexual en la que el valor de la castidad recuperara su función protectora.


En la vida criminal se aprestigió la condición infantil del objeto sexual, conformándose cualquier cantidad de bandas dedicadas a la trata de menores de edad para satisfacer los deseos de pederastas que pagan grandes sumas de dinero a cambio de conseguir los servicios de esas bandas.  La trata de personas es la tercera actividad criminal más rentable después del tráfico de armas y del tráfico de narcóticos, en ese estricto orden.  Las utilidades reportadas por este negocio ilícito seguramente reposan en las arcas de paraísos fiscales contra cuya intervención siempre procede la oposición de países como EU y Gran Bretaña…


Así, pues, toda la ganancia que la humanidad había obtenido de la relajación de sus prevenciones con respecto de la pulsión sexual, parece venirse al traste y vuelve a ocupar su privilegiada posición –esta vez no en la voz de beatas escandalizadas- el escándalo como forma de abordar el tema de la sexualidad.


Así pues DSK se enfrenta a un verdadero espíritu de época que cuenta con un verdadero ejército de profetas y brazos seculares dispuesto a ejercer todo el peso de la acusación sin juicio previo contra el acusado.  Karl Schmidt y sus alumnos nazis deben estar de plácemes: no es necesario probar que existe un delito, no es necesario realizar un juicio, para acusar a alguien.  Seis millones de judíos y otros tantos gitanos, comunistas, homosexuales y disidentes en general, fueron víctimas de esa ideología que se abrogó el derecho a decidir quién merecía vivir y quién no, y a obrar en consecuencia.


UN ANTECEDENTE HISTÓRICO DE CUANDO EL ANTECEDENTE ES UNA PRUEBA


En el campo del escándalo el antecedente condena.  Su contribución a la caza de brujas en la Europa Moderna está debidamente reportado en el trabajo de Brian Levack que lleva por título justamente ese: La Caza de Brujas en la Europa Moderna (Alianza Universidad, Madrid, 1995).  Una vez establecido un saber culto que probara los nexos entre la brujería y el demonio, aquel personaje a quienes los pobladores consultaban antes para el tratamiento de sus cólicos menstruales y biliares, para la atención de los partos, para la confección de fórmulas capaces de retener al ser amado, etc., ese mismo personaje dejó de ser visto como acompañante proveedor de servicios para convertirse en la prueba de la existencia del demonio y de que este tenía un plan conspirativo contra la divinidad en el que las brujas tenían su parte.


Bastaba con que alguien postulara como brujería cualquier cosa para que se abriera un proceso contra la acusada: el uso de filtros de amor, la simple reunión de varias mujeres, la muerte de una res, etc. bastaban para que alguien se considerara víctima de brujería. 


Pero desde un comienzo se supo del aprovechamiento que se hacía de las acusaciones: el inquisidor desairado por una mujer hermosa, el terrateniente deseoso por hacerse a la propiedad en poder de una viuda, el funcionario que quería aumentar su poder sobre los demás, todo esto se supo que estuvo en la motivación real de muchos procesos, escondido tras la acusación de brujería  que el espíritu de época sabía mantener en permanente efervescencia. 


Los antecedentes del comportamiento de las acusadas eran suficientes para instaurar un proceso.  La búsqueda de la marca del diablo venía a continuación: lunares, petequias, hemangiomas hacían las veces de prueba fehaciente de esa marca, sobre todo su localización en ciertas partes del cuerpo que el inquisidor buscaba minuciosamente.  Era muy difícil salvarse aun contando con la ausencia de las marcas del diablo: una anécdota recogida allí, un chisme de más acá, un bien envidiable de la acusada, bastaban para que el escándalo significara la fase previa de la determinación inapelable de culpabilidad y el consecuente acto crematorio para impedir la resurrección de la sierva del demonio en el día del Juicio Final.  Ni siquiera a este último Juicio tendría derecho la criatura de Dios que se había apartado del buen camino.


IMPLICACIONES INCÓMODAS


El asunto nos concierne a los psicoanalistas como parte del horizonte de época aunque no exclusivamente a nosotros.  Salvo la revolución feminista ninguna otra muestra signos de buena salud, las más radicales han debido refugiarse en el espíritu jacobino pequeño-burgués  queriendo hacer propio el legado no de quien denunciara al liberalismo sino en los fundadores de este.  Tampoco se puede asegurar que la contrarrevolución avance sin obstáculos y amenaza con entronizarse de manera definitiva.  Pero cada vez es más claro que lo más avanzado tecnológicamente del capitalismo está dispuesto a conciliar con lo más atrasado del conservadurismo medieval con tal de contener el descontento generalizado de los que han sido excluidos de los beneficios de tal civilización.  Ratzinger y el Tea Party, conjuntamente con lo peor del conservatismo europeo se postulan la avanzada ideológica de occidente y se adjudican la misión de preservar sus valores contra los efectos del descontento.
Una cierta división del trabajo se impone por parte de dos de las religiones monoteístas, el Cristianismo y el Islam, cada una eligiendo como portador del escándalo sexual su respectivo género: las mujeres en el Islam, los hombres en el cristianismo.  Tolerada la pederastia en el segundo, todo comportamiento librepensador por parte de la mujer es castigado sin atenuantes.  No castigada por los tribunales civiles, la pederastia en el primero, todo el escándalo y el castigo se fijará sobre librepensadores masculino.


En uno y otro caso el papel de los medios será definitivo: vehículos de un saber culto (teológico o científico) sobre el tema al tiempo que multiplicadores del escándalo que suscita el comportamiento que consideran inmoral.


Debemos recordar el caso de aquel hijo que públicamente había manifestado el odio que tenía a su padre; después de que este fuera asesinado, se le acusó de ser el principal sospechoso.  Un joven psicoanalista fue llamado a declarar con respecto de los probables móviles del crimen: su entusiasmo teórico lo llevó a postular que el parricidio se había manifestado ya desde la confesión de odio y que por tanto, era muy probable que el hijo fuera el culpable.  Debemos recordar la severa reconvención que le hizo Freud a aquel psicoanalista: la teoría psicoanalítica no es una prueba de que él hubiera cometido el delito por más odio que hubiese manifestado contra su padre en vida.  Era indispensable que se probara, a través de la investigación policial, que eso había sucedido. 


Mucho más grave es juzgar culpable de un crimen a alguien a quien se le conocen ciertas tendencias en su comportamiento sexual.  Es propio de provocadores puestos al servicio de una causa suprema el proceder de tal modo.  Que a sí mismos se llamen periodistas es algo que los demás no podremos impedir, pero lo que sí está en nuestras manos realizar será la negativa a conceder consentimiento a ese modo de proceder propio de criminales.


A Dominique Strauss Khan le esperan muy malos días y peores  noches.  Tal vez, como en el mito de la caverna de Platón, apenas estemos vislumbrando las sombras de una actuación que contiene libretos menos fáciles de inferir y de mayores alcances en otros ámbitos distintos de la tragicomedia humana, sobre todo aquellos ligados al poder, al dinero y a la corrupción.  No parece que estemos frente a una representación de sombras chinas… aunque uno nunca sabe…












3 comentarios:

  1. Victoria escribió: Es impresionante como los espectadores quedan atrapados en el ruido y en las luces de las cámaras, sin detenerse, sin pensar que eso que se observa a distancia, en medio del bullicio, encandila y ensordece; mientras los otros astutos,poderosos, y sin prejuicios saben como sacar provecho de su montaje,......... y los demás olvidamos....olvidamos......????????

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  2. Un indicio: tan pronto presenta su renuncia a la dirección del FMI, inmediatamente se le concede el pago de una fianza y su puesta bajo el régimen de libertad condicional hasta el juicio.

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  3. Curioso que por ese movimiento se restituyan parcialmente sus derechos. Cabe decir que cuando algo controvierte la religión y la politica de turno, metodos sobraran para acallar ese pensamiento y con mayor razón cuando este intente cuestionar el poder que tienen ciertas instituciones.

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