DÍA TERCERO (LUNES 11 DE JULIO/2011)
Mañana el féretro que te contiene como resto surcará los aires del continente y llegará a tu tierra natal. Al lado de Borges, del Ché, de Fontanarrosa, de Sábato… habitarás en la memoria de muchos que te quisimos incluso hasta soportar de buena manera que no pensaras como nosotros. Del lado oscuro provienen órdenes que se traducen en ráfagas para imponer el silencio. Buena y libre fue tu palabra sencilla, provocadora y capaz de resucitar esperanzas. El humor de tus palabras describía aquel pesimista capaz de olvidarse sin vergüenza de sus malos vaticinios cuando la realidad ofrecía lo contrario. Tu negativa a asumirte representado por otra voz que no fuera la tuya, verdadera militancia en el seno de un anarquismo intelectual que denuncia la falacia de toda representación impuesta como imperativo para condonar el pensamiento propio en la palabra de otro.
Hoy, esas autoridades encargadas de imponer eufemismos que distraigan de la verdad, insisten en decir que el atentado no iba dirigido contra ti sino contra quien te había contratado. Que sea o no verdad, esto no desmiente la realidad de tu muerte ni mucho menos los 18 balazos que aloja ahora tu cuerpo. La televisión mostraba el estado en que quedó el vehículo en el que viajabas, todos los disparos se concentraron en el lugar del co-piloto. Las autoridades guatemaltecas, a pesar de esa evidencia, insisten en decir lo contrario, que todos los tiros se concentraron en el lugar del piloto. Creen que en este caso se puede mentir impunemente y contra toda evidencia. Los corifeos mediáticos del capitalismo insisten con desesperación en esta tesis, como explicándonos al resto, a quienes te queríamos, de que no era contra ti que iban los disparos. Sea. No te estamos reclamando como cadáver necesario para la causa de la justicia. Ni como mártir. Pero lo cierto es que todas las balas iban dirigidas contra el pasajero, no contra el piloto. Hubieras tomado el autobús, Facundo…
Insisten, todos a una, y esa insistencia se nos antoja sospechosa: es que hasta los que hiciste blanco de tus críticas ácidas, de tus inteligentes sarcasmos, hoy dicen llorar tu pérdida. ¡Infame y siniestra división del trabajo en la que los operarios realizan las órdenes de aquellos patronos que después visitan el féretro de la víctima y depositan su ofrenda floral! Es la típica conducta mafiosa que tanto bien le ha reportado a la imposición de un modelo económico destinado a exaltar victoriosos sobre un mar de cadáveres de seres humanos empobrecidos y asesinados. ¡Lágrimas de cocodrilo, Facundo! ¡Lágrimas de cocodrilo!
Volará tu cuerpo sobre el cielo de esta América insubordinada y rebelde y las turbinas del avión que lo transporta despedirán porciones de tus textos memorables, reconfortando la semilla que germina y repoblando el territorio con nuevo aliento para superar la adversidad.
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