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E. BOTERO T.

sábado, 27 de noviembre de 2010

El Edipo Rey de Sófocles II

COMENTARIO CRÍTICO DE JAVIER NAVARRO


            

El Edipo Rey de Sófocles


            Este interesante artículo es una revisión de alguna parte de la bibliografía y de algunos de los principales puntos en discusión, por filólogos y helenistas, a propósito de la concepción moderna de la obra de Sófocles, particularmente de Edipo Rey. Su autor, Leandro Pinkler es docente de la Cátedra de Lengua y Culturas Griegas de la UBA y Profesor asociado de la Fundación Centro Psicoanalítico Argentino, además de traductor de Sófocles. Tiene, pues sobrada autoridad para sostener sus tesis.

             La primera inquietud me surge de su afirmación de que se trata de “un mito que en más de un sentido ha sido experimentado como fundante de nuestra civilización”. Es una lástima que no desarrolle o critique esta afirmación porque su tema es otro: ¿es posible leer , interpretar, entender, actualmente, Edipo Rey, específicamente el Edipo Rey de Sófocles a pesar de que nos separan 25 siglos del texto original y de que la “Visión del Mundo” de los griegos antiguos es tan diferente de nuestra Weltanschauung occidental?

            Cuando se afirma que el mito es “fundante de nuestra civilización” ¿habría que dar por supuesto que se trata de la civilización occidental, en particular o de la civilización humana, en general?

            No se trata de un asunto de poca monta porque lo que se pone en cuestión es la universalidad del mito Edipo y, por tanto, del Complejo homónimo, inventado por Freud.

            Hay que decirlo con franqueza: quien propuso la lectura moderna de este mito tiene como nombre propio el de Jacques Lacan y por tanto, esperamos que Pinkler, en algún momento comente tal lectura.

            En cambio, sí le alcanza su propósito para mencionar la lectura de Claude Levy-Strauss, expuesta en el famoso capítulo de su Antropología Estructural  que lleva como título La estructura de los mitos, en el que señala con claridad su interés por el mito con todas sus variantes posibles, a través de una reconstrucción de los mitemas, para proponer que su “interpretación del mito de Edipo, que se puede apoyar en la formulación freudiana”, “trata de comprender cómo “uno” puede nacer de “dos”: ¿cómo es posible que no tengamos un solo progenitor sino una madre y además un padre? No dudaremos, pues, en colocar a Freud, después de Sófocles, entre nuestras fuentes del mito de Edipo. Sus versiones merecen el mismo crédito que otras más antiguas y en apariencia 'más auténticas'”.

            Pero no se trata aquí de la lectura del mito, sino de la lectura de un texto clásico griego, de la tragedia de Sófocles. Se apunta, por tanto, a considerar la interpretación filológica como la única pertinente para el caso. Investigación emparentada y al mismo tiempo muy distinta de las consideraciones antropológicas y psicoanalíticas tanto como de las filosóficas (Heidegger). De allí la necesidad de recurrir a autoridades en la materia como Jean Bollack para quien la idea de un sentido previo a su construcción y anterior a su significación como acto, es inaceptable. Para él, el sentido es algo que el autor construye en su texto a partir de sentidos preexistentes que a veces critica, y por tanto, no se puede asimilar a un sentido ya existente: se tiene que descifrar. La operación de la significación produce el sentido. Bollack precisa que es necesario establecer la letra del texto. Y esta letra es un enigma por descifrar. En esto Bollack es lacaniano.

            La cita de Dodds, el helenista autor de Los griegos y lo irracional le permite a Pinkler hablar del mito de Edipo en relación con el surgimiento, también mítico de la “perversión”. No deja de ser valioso para nosotros el que se introduzca la per-version, la versión por el padre de Edipo, Layo, del goce homosexual. Pero, queda la pregunta : ¿Es la homosexualidad la per-version, por excelencia, la transmisión de la exigencia (fetichista) de que el Otro tenga el Falo, en el lugar esperado?

            La referencia al helenista Jean-Pierre  Vernant no podía faltar y si bien el comentario se centra en el destacable texto Ambigüedad e inversión. Sobre la estructura enigmática de “Edipo-Rey”, no se hace mención del trabajo crítico sobre la interpretación freudiana  de Edipo Rey, titulado “Edipo” sin complejo que no debe dejar indiferentes a los psicoanalistas. Allí Vernant cuestiona radicalmente la lectura freudiana y su universalidad. “En la perspectiva de Freud, el carácter histórico de la tragedia  sigue siendo enteramente incomprensible. Si la tragedia agota su materia en un tipo de sueño que tiene valor universal, si el efecto trágico depende de la movilización de un complejo afectivo que cada uno de nosotros lleva en sí ¿por qué la tragedia nació en el mundo griego alrededor de los siglos VI y V a. c.? ¿Por qué las otras civilizaciones lo han ignorado por completo? ¿Por qué, en la misma Grecia, la vena trágica se agotó tan rápidamente para borrarse ante una reflexión filosófica que hizo desaparecer, dando sus razones, esas contradicciones sobre las cuales la tragedia construía su universo dramático?”. Estas y algunos más complejos son los interrogantes que desde 1967 le planteaba ya Jean-Pierre Vernant al psicoanálisis y que, por supuesto, Lacan conoció. Vernant no lo cita pero si nombra a un discípulo, en esa época todavía “lacaniano”, además su analizante y, para más señas, hijo de Aimée, la paranoica de su tesis de grado. “Por qué Anzieu, se pregunta Vernant, desde el principio ha falseado el sentido del drama suponiendo, contra toda evidencia del texto, que Edipo sabe bien que sus padres no son aquellos que pasan por tales? Esta equivocación (“méprise”) no se debe al azar. Es una absoluta necesidad para la interpretación psicoanalítica. Es claro que el héroe de Edipo Rey no tiene el menor complejo de Edipo”.

            Por supuesto, Anzieu no es Lacan. Él, Lacan, luchó durante toda su vida con el mito de Edipo hasta llegar a someterlo a la máxima formalización posible de sus últimos años. El mito de Edipo, es fundamentalmente un mito de Freud, su sueño, como lo dice en el capítulo 8 del seminario de 1969-70 El reverso del psicoanálisis. Los mitos en Freud, Edipo, Totem y Tabú, el asesinato de Moisés, son herramientas para pensar, figuraciones imaginarias, que adquieren su pleno sentido dentro de la formalización del nudo borromeo. Y más allá de una estructura ternaria, se trata de una estructura cuaternaria en la que el Falo da la clave. El nombre-del-padre y la metáfora paterna son denominaciones más complejas del mito que apunta a la formalización de las fórmulas de la sexuación. Nada del cuentico papá-mamá del que ya se burlaban Deleuze y Guatari en su Anti-Edipo.

            Del otro artículo de 1970, el citado de Vernant sobre  la ambigüedad,es posterior, al no citado Edipo sin complejo y podemos decir de él que no tiene desperdicio. Edipo Rey constituye el modelo amfibológico entre los personajes de la mitología griega; por un lado, Rey divino, por el otro Pharmakós, “las dos caras de Edipo que le confieren su aspecto de enigma, reuniendo en él, como en una fórmula de doble sentido, dos figuras inversas la una de la otra”. (Un texto insuperable sobre el tema del  Pharmakón se puede consultar, con toda su dificultad y belleza, en el primer capítulo de  La  dissémination de Jacques Derrida). Edipo, por un lado divino, podía ser tomado, por el otro, como “chivo expiatorio”, como responsable de la salud colectiva de la Polis. En un momento, se convierte en su inverso, semejante a los reyes de burlas del carnaval : “Pero, una vez terminada la fiesta (Vernant se refiere a las targelias), el contra-rey es expulsado o muerto, llevando consigo todo el desorden que encarna, mientras purga así, al mismo tiempo, a la comunidad”. En las fiesta citadas, el Pharmakoi, que era escogido para morir,  era llevado por todas partes con cuerdas de higos en su cuello, y azotado en los genitales con varas de higuera y esquilas. Cuando alcanzaba el lugar del sacrificio en la orilla, era apedreado hasta morir, su cuerpo quemado, y las cenizas tiradas al mar (o sobre la tierra, para fertilizarla), según la Enciclopedia Británica. El Pharmakoi está pues muy cerca del homo sacer de los antiguos romano en cuanto que éste es puesto aparte (sacer) y degradado, pudiendo ser sacrificado con perfecta impunidad.

            Omitiré referirme a los otros puntos de indudable valor. Se podría discutir ampliamente sobre las nociones de hamartía, el error, la equivoción por ignorancia y la adikía, la injustica. Remito para la primera a todo lo que sobre ella desarrolló Lacan en su seminario sobre La ética del psicoanálisis,para su análisis de Antígona de Sófocles. Y para la noción de tyché al seminario sobre Los conceptos fundamentales del psicoanalisis, especialmente el capítulo 5, Tyché y automaton.

            Todos estos apasionantes problemas, y otros más, destacados por Prinkler, merecen amplios desarrollos, especialmente los que tiene que ver con la apariencia, la aleteia, lo Real, pero quizás cometería una desmesura (hybris) si pretendiera decir más.

Javier Navarro



           

           

           


           


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