GUERRAS POR OTROS MEDIOS
EL APARATO DE PROPAGANDA EN ACCIÓN |
La desinformación deliberada es tal vez una de las maneras de contribuir a la impunidad.
Infinita en sucesos, lo que es preciso mantener oculto de la realidad es el acontecimiento. Consciente o inconscientemente un informador de la realidad puede resaltar aquello que conmueve primariamente a un lector, a un radioescucha, a un televidente, pero manteniendo total ceguera con respecto de lo relevante. El énfasis en la comunicación del suceso, exalta la emoción; la ceguera frente al acontecimiento, garantiza la inhibición para traducir esa emoción en reacción transformadora.
Lo relevante es aquello que será objeto de censura. Escoger un escándalo para mantener oculto aquel que podría traducirse en una reacción contraproducente para ciertos intereses, es el modo de proceder más frecuente en los últimos tiempos.
De cierta manera es así como un analizante puede revelar algo que considera significativo cuando no está haciendo otra cosa que valerse de ese relato para encubrir otro, habitualmente, aquel que podría ponerlo en aprietos en tanto se acerca a la verdad.
La diferencia con el proceder neurótico estriba en el hecho de que el perverso sabe bastante tanto acerca del uso de ese mecanismo como del efecto que logrará en su interlocutor.
Frases efectistas, morbo explícito, exaltación del suceso como noticia de última hora, tratamiento de lo trágico como si fuera banal, trascendentalización de lo banal como si fuera dramático... En fin, los procedimientos son múltiples, el resultado es el mismo: anestesia para los interlocutores, inhibición de la capacidad de traducir en actos sus reacciones emocionales, impunidad para los criminales.
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