BOMBAS GAY Y TORTURA
Por Eduardo Botero T-
Siempre que apelamos a la risa corremos el riesgo de mover la herida de cualquier susceptibilidad. Jorge de Burgos, el siniestro personaje de aquel monasterio a donde llega a investigar unos crímenes Guillermo de Baskerville, lo dice sin tapujos: la risa pone en peligro la piedad y, por esa vía, el temor a Dios que es lo que rige el orden establecido. De ahí su justificación para envenenar las esquinas superiores del libro de Aristóteles acerca de la risa, a la espera de que quien se atreviera a leerlo, al mojar los pulpejos de su índice pulgar derechos con la saliva, hiciera efecto mortal el veneno que se había untado en esas hojas.
La simpática idea de la bomba gay ha movilizado una reacción severa, pero, a mi juicio, seriamente sustentada por parte de Nasser Adelghani Hachim para quien el contenido de los artículos acerca de esa “arma”, deja de lado la verdadera estrategia del gobierno estadounidense:
“…si se revisa la estrategia de guerra que ha utilizado los Estados Unidos, este tipo de estratagemas no está en su lista, su objetivo nunca ha sido neutralizar, sino primero, encontrar, maquinar o inventar un pretexto para atacar, y luego destruir y aniquilar sin preguntar para luego verificar y comprobar, a partir de fenómenos fabricados, el pretexto que los impulsó al ataque.”
“Este tipo de estratagemas” se refiere a la bomba gay. Aquella de la que Santiago Varela infería consecuencias tales como el forzamiento del amor homosexual entre adversarios, debidamente presentadas así:
“Se supone que el uso de esta arma podría inducir a un Infante de Marina a acercarse a un guerrillero iraquí, y en lugar de pulverizarlo a balazos, abrazarlo apasionadamente y salir ambos correteando tomados de la manito."
Yo insistía en la conexión “bomba-eros” que se refería tanto a este experimento de la bomba gay como al hecho de que las primeras experimentaciones con plutonio se hubieran realizado en el atolón llamado Bikini de las Islas Marshall, por parte de los EU, sirviendo de nombre a la prenda esa que exaltaría una superficie mayor desnuda del cuerpo femenino, esa que también se encuentra condenada en ciertos países bajo influencia del Islam.
Ya el profesor Nasser Abdelghani había manifestado su molestia con ello, cuando decía que las verdaderas armas estadounidenses nada tenían que ver con esto. Y sentenciaba que nuestras referencias no podían significar otra cosa que “distracciones infantiles y pueriles.” Y nos daba –como sucede cuando se habla en forma de sentencia- un consejo: “Es mejor investigar de manera seria estos sistemas de armas, su capacidad destructiva y lo que pueden llagar hacer realmente con grandes poblaciones, con las estructuras arquitectónicas de grandes ciudades y con los fenómenos de la naturaleza, y no me estoy refiriendo a armas nucleares ni atómicas.”
Hubo más después: “Aceptar que el ejército de los Estados Unidos desarrolla armas que solamente tienen el objeto de neutralizar a su supuesto enemigo inventado o maquinado por ellos es una posición de suprema inocencia. Con esto no quiero desvalorar el concepto de inocencia, ya que considero que todos debemos de conservar durante toda nuestra vida ciertos grados de inocencia que nos posibiliten una relación con el mundo de manera vital.” Como si en los artículos míos o en el de Santiago Varela cualquiera de los dos hubiera planteado eso, que la bomba gay y otras similares, hicieran parte de una única intención norteamericana, la de neutralizar a su supuesto enemigo. Esta vez no se trataría de “distracción infantil y pueril” sino de “suprema inocencia” de nuestra parte.
Quien lea los artículos mencionados podrá inferir el deliberado sesgo irónico que ellos contienen; probablemente ellos fracasen en su propósito sobre todo si se hace de ellos una lectura que confunde seriedad con la defensa de una determinada ideología. El artículo de Santiago Varela, por ejemplo, hace una rememoración histórica que desmiente la originalidad de la investigación gringa y resalta el hecho de que, contra el deseo de todos aquellos que pretenden proscribir la homosexualidad de las ideologías y de las fuerzas armadas, se trata de un tema que debe ser abordado con determinación y sinceridad.
No obstante, el profesor Abdelghani parece conceder estatuto de realidad a la bomba gay que ahora pasa a considerar arma abominable: “Considero que es un arma abominable, pues está siendo desarrollada (sino es que ya está lista) realmente no para ser utilizada en el campo de batalla para neutralizar al enemigo, sino para ser utilizada en los campos de prisioneros de guerra de culturas en las que la homosexualidad está vetada y prohibida, y en las que un acto homosexual es peor que la muerte.”
Esto ya es otra cosa, primero porque lo sucedido en los campos de prisioneros de guerra nada tuvo que ver con el uso de una bomba gay, sino con el perverso sometimiento de los prisioneros a la práctica de posturas que los hiciera ver como homosexuales. Segundo, porque una cosa es el campo de batalla y otra los sitios de reclusión: en el primero, ambos contendores están armados y se enfrentan, teóricamente, en igualdad de condiciones; en el segundo, el prisionero está sometido al carcelero y del cumplimiento de este a unas normas determinadas dependerá el trato que le confiera al sometido. Ya van dos diferencias marcadas. La tercera es esta: si la bomba gay produjera enamoramientos súbitos entre contendores (como especula Santiago Varela), una cosa es el enamoramiento y otra el forzamiento a que dos hombres sean forzados a realizar contactos sexuales entre sí por la orden que les imponga su carcelero.
Pero lo que a continuación dirá el profesor Abdelghani dejará ver qué es lo que él considera arma: no se trata de la bomba gay, sino de la homosexualidad misma. Valga adelantar una aclaración: las torturas practicadas, entre otras, en Abu Ghraib nada tenían que ver con la promoción del homosexualismo en una cultura que los rechaza como sí con la humillación y el debilitamiento de la moral de los prisioneros expuestos a posturas frente que motivaban la burla de sus carceleros estadounidenses. Un acto sádico, verdaderamente, es decir, un acto perverso el de los carceleros. Nada qué ver con la homosexualidad, a no ser que se asimile sadismo con homosexualidad, que es lo que se intuye en la denominación religiosa de “sodomía”, adjudicada a esa variante de la sexualidad polimorfa del ser humano.
Ahora bien: ¿se puede asegurar que en culturas conformadas al tenor de la influencia del Islam, la homosexualidad sea peor que la muerte? Aquí el profesor apela a una generalización propia de la ideologización de la discusión. Sería suponer esas culturas como sistemas homogéneos, monolíticos, en los que predomina un pensamiento único al que todos los ciudadanos y súbditos se acogen sumisa y mansamente. Una cosa es lo que piensan algunos ciudadanos (o agrupaciones, v.gr: fuerzas militares, por ejemplo, grupos armados inspirados en la defensa del Islam, etc.) y otra que ese pensamiento parcial se tome como representativo de toda la cultura.
La literatura clásica de los países islámicos ha admitido como tema muy presente el del homoerotismo. Para muchos autores clásicos, pues, la homosexualidad no ha sido peor que la muerte, ni su práctica peor que cualquiera otra. Referencias al amor homosexual están presentes en varios pasajes de LAS MIL Y UNA NOCHES, por ejemplo en este:
"…me parece ¡oh jeque!, que eres de los que prefieren los jovenzuelos a las mujeres". Mi amigo sonrió, y dijo: "¡Así es!" Ella preguntó: "¿Y por qué? ¡Oh jeque!" [...] "me concederás, ¡oh mi señora! que nada en la mujer puede compararse a las perfecciones de un joven hermoso, a su talle flexible, a la finura de sus miembros, al conjunto de colores tiernos que hay en sus mejillas, a la gentileza de su sonrisa y al encanto de su voz. Por cierto que para ponernos en guardia contra una cosa tan evidente, nos dice el propio Profeta: ¡No prolonguéis vuestras miradas sobre los mozuelos sin barba, porque tienen ojos más tentadores que los de las huríes.”
No entremos en honduras referidas al saber del Profeta, simplemente digamos que este pasaje no revela que la homosexualidad sea considerada peor que la muerte. Se sabe, además, que no en todos los países árabes se tiene una actitud intolerante y se castiga severamente la práctica homosexual. Una cosa es lo que acontece en Arabia Saudí o Irán, otra la que ocurre en países como Argelia, Túnez, Indonesia o Turquía, donde se tiene una posición más flexible y tolerante.
Posiciones puritanas y sectarias, abiertamente hostiles a la libertad sexual (no solo de las prácticas homosexuales, también la libertad sexual femenina, por ejemplo, que apelan a la lapidación… como castigo), existen dentro de la cultura influenciada por el Islam, así como existen en la cultura de occidente, revelando una siniestra semejanza entre ellas contra todo lo que tenga que ver con el deseo y sus atajos. Es para tales posturas puritanas que se considera peor la homosexualidad que la muerte, entre otras cosas, porque no consideran la muerte como lo peor, sino como aquello que da acceso a la verdadera vida eterna…
La fusión entre puritanismo y justificación armada produce los fundamentalismos que se postulan como poseedores de la única verdad revelada para los cuales la caricatura y la risa terminan siendo siniestras herramientas puestas al servicio del fin de la piedad y del temor a Dios (a cualquier Dios), tan necesarios para la conservación del orden de las cosas.
¿Deberíamos considerarnos tratados con magnanimidad y bondad al señalar que nuestros artículos representan el infantilismo, la puerilidad o la simple inocencia? Tratar con seriedad el tema de la relación “Eros/Tánatos”, supondría como premisa por parte de nuestro amable interlocutor, que se nos aclarara que él habla no a nombre de su cultura, sino de un sector de la misma que se representa la homosexualidad como pérfida arma del enemigo, negándose a considerarla en el campo de las manifestaciones de la diversidad sexual y de los derechos humanos.
Que la homosexualidad sea admisible en el Islam puede ser una posición minoritaria, pero no puede considerarse inexistente. Es minoritaria como también puede considerarse
minoritaria la defensa del derecho al matrimonio civil entre gay y entre lesbianas. Pero eso no quiere decir que no existan y, mucho menos, que sea serio hacer creer que la homosexualidad sea considerada oprobiosa por todos los musulmanes.
Existe una extensa bibliografía al respecto, apenas citaré la que presenta Abdennur Prado, de la Junta Islámica Catalana, autor del trabajo “Homosexualidad en el Islam” (http://www.oozebap.org/text/homosexualidad_islam.htm):
Will Roscoe y Stephen O. Murray (ed.): Islamic Homosexualities: Culture, History, and Literature (New York University Press, 1997)
John Boswel: Cristianismo, tolerancia social y homosexualidad (Muchnik, 1992)
John Boswel: Las bodas de la semejanza (Muchnik, 1996)
Daniel Eisenberg: Homosexuality in Spanish History and Culture (1999)
Afsaneh Najmabadi: Women with Mustaches and Men without Beards: Gender and Sexual Anxieties of Iranian Modernity (University of California Press, 2005)
J.W. Wright Jr. y Everett K. Rowson (ed.): Homoeroticism in Classical Arabic Literature (Columbia University Press, 1997)
Badruddin Khan: Sex, Longing, and Not Belonging: A Gay Muslim Journey (Floating Lotus, Bangkok, 1997).
Concluyendo: no debe confundirse la homosexualidad como práctica sexual con el forzamiento, mediante intimidación y tortura, a una práctica que es puesta en escena para exclusiva satisfacción sádica de los carceleros que la imponen. Ninguno de los artículos deja entrever una confusión de este tipo porque, aparentemente, ninguno de sus autores tiene una posición prejuiciosa con respecto de la homosexualidad como variante de la sexualidad. Por tanto no les podía resultar injuriosa la idea de que una determinada arma promoviera la alianza fraterno-homosexual entre adversarios y, por el contrario, cada uno a su manera, destacaban el hecho de que ni el más poderoso espíritu de cuerpo militar estaría en condiciones de impedir las consecuencias nefastas para sus intereses que acarrearía el uso de un arma de tal tipo.
Ni la ironía ni el sarcasmo ni la ridiculización conspiran contra la necesaria seriedad con la que debe asumirse una postura en contra de la guerra y del uso de las armas que el profesor Abdelghani nos revela a través de los videos a que nos remite. Quien apela a la risa apela a la seriedad del drama por la vía de impedir quedar sometido a su imperio. Que es justamente lo que todos los fundamentalismos procuran prohibir imponiendo su prohibición mediante el uso del anatema, la acción armada y la intimidación forzada. Existen muchas maneras de ser condenados a callar, una de ellas, prohibiéndosenos hablar de la manera que nos plazca.
Falsificar la historia es considerado por muchos, también por el profesor Abdelghani, un arma de guerra destinada a la reducción psicológica de los adversarios. Al tenor de ello debería plantearse entonces si, con respecto de la homosexualidad, existe una única cultura islámica, una única interpretación del texto sagrado y de la palabra del Profeta, una única conducta recomendable, para no falsificar la historia. La Historia son las historias, también de ella hacen parte los modos de abordar la interpretación de los acontecimientos y, su supervivencia depende radicalmente de que ningún fundamentalismo triunfe y nos imponga el pensamiento único ese del que solamente sus feligreses son capaces de practicar dado que a través de esa práctica se ahorran el abordaje de sus problemáticas personales, emocionales y de las situaciones personales no resueltas.
Eros y Tánatos convergen en una simultaneidad que fuerza la negación de su contradicción; su escenario y su acontecimiento es la guerra: los que deseamos la paz nos declaramos insumisos con respecto a la orden perentoria de los que aman la guerra. La palabra es el vehículo de nuestra decisión por pensar las cosas más allá de la estridencia que produce la multiplicación de la sangre. Y si las religiones nos llaman a preferir la muerte a la vida, tenemos la potestad de elegir en el laicismo aquellos territorios que procuren posibilidades para restituir el derecho a vivir bien, libres, prósperos y en paz.
FINAL
Extracto de Wikipedia esta revelación:
“La persecución de los homosexuales en el mundo islámico es muy reciente, y tiene que ver con la colonización y la influencia de occidente. Existen innumerables pruebas de que hasta la colonización la homosexualidad era plenamente aceptada. Durante las primeras décadas del siglo XX, el Magreb fue un "paraíso para los homosexuales", que huían de la puritana Europa en busca de la libertad sexual que se vivía en tierras del islam. En Marruecos, la homosexualidad es considerada un delito tan solo desde 1972, y esto a causa de la influencia saudí. En Indonesia (el país con más musulmanes en el mundo) jamás ha estado prohibida, siendo la escuela shafi'í mayoritaria. La aceptación de la homosexualidad en la historia del islam está ampliamente documentada, en diferentes épocas y territorios. No era algo oculto o marginal, sino aceptado socialmente. Los estudiosos occidentales de la homosexualidad han destacado con asombro la actitud mostrada hacia este tema en dar al-islam. Merece destacarse la visión de John Boswel sobre la homosexualidad en al-Andalus de sus obras Cristianismo, tolerancia social y homosexualidad y Las bodas de la semejanza.”
Con relación a esta respuesta quiero decir, que los primeros comentarios que hice directamente en el facebook del Dr. Botero, relacionados con las armas estadounidenses que se han venido desarrollando en los últimos 60 años, con las distracciones pueriles e infantiles y con investigar de manera seria, y también, el artículo titulado: “Crítica de Nasser Abdelghani al artículo sobre la bomba gay”, contenido en este blog, y en el cual explicito el sentido que le quise dar a esos primeros comentarios, no fueron dirigidos ni a los dos artículos sobre “El Interprise” del Dr. Botero, ni al artículo sobre “La bomba gay” de Santiago Varela, también contenidos en este blog. Estos fueron referidos a la información que suministra la página web del link identificado abajo y de la cual tuve conocimiento a través de facebook del Dr. Botero.
ResponderEliminarhttp://tedigomasss.blogspot.com/2008/08/la-bomba-gay.html?spref=fb
NASSER ABDERLGHANI HACHIM