Por SANTIAGO VARELA
La revista Annals of Improbable Research, entrega en la universidad de Harvard, desde 1991, los premios Ig Nobel (por un personaje ficticio Ignacious Nobel) a aquellos desarrollos científicos divertidos o raros, pero verdaderos. En el 2007 el premio Ig Nobel a la Paz fue adjudicado a la Fuerza Area de los EEUU (USAF) por el desarrollo de una nueva arma teórica y no letal, llamada informalmente “Bomba Gay”
Todo comenzó en 1994 cuando el Laboratorio Wright, de Ohio, propuso a la USAF una serie de armas químicas no letales. Recientemente esta información fue desclasificada y pudo tomar estado público.
La base de la “Bomba Gay” consistía en lanzar un fuerte afrodisíaco químico sobre tropas enemigas, capaz de producir “comportamientos homosexuales”. El documento reconoce que este afrodisíaco aún no está disponible, pero es de existencia posible.
Así el premio Ig Nobel le fue otorgado por “instigar la investigación y el desarrollo de un arma química, llamada "Bomba Gay", que convierta a los soldados enemigos en irresistibles los unos para los otros”
Se supone que el uso de esta arma podría inducir a un Infante de Marina a acercarse a un guerrillero iraquí, y en lugar de pulverizarlo a balazos, abrazarlo apasionadamente y salir ambos correteando tomados de la manito.
Aunque más que usarla con el enemigo –los pasiones inter culturales son más difíciles- imagino que la onda expansiva lograría que Charlie Sheen (Pelotón) le rompa la boca de un beso a Silvestre Stallone (Rambo) para luego irse juntos a la más espeso de la jungla.
Sin embargo esta idea del amor entre soldados no es nueva. Para nada.
Herodoto (Siglo V aC) escribe: “...La amistad varonil del tipo totalizador es una constante entre sociedades guerreras…La exclusión material de las mujeres provoca siempre una ofensiva del amor masculino. En el medio militar puede darse la tendencia a descalificar el contacto con lo femenino, exaltando un ideal propiamente masculino basado en la fuerza y el valor y la fidelidad al compañero y al superior”.
Según Plutarco, el tebano Pelópidas (así se llamaba el tipo), ordenó que se formara un batallón de élite constituido por 150 parejas de amantes. Este grupo fue conocido, por amigos y enemigos, como el Batallón Sagrado de Tebas.
Para Plutarco la motivación de estos fieros guerreros estaba clara: Para hombres de la misma tribu o familia hay poco valor de uno por otro cuando el peligro presiona; pero un batallón cimentado por la amistad basada en el amor nunca se romperá y es invencible; ya que los amantes, avergonzados de no ser dignos ante la vista de sus amados y los amados ante la vista de sus amantes, deseosos se arrojan al peligro para el alivio de unos y otros.
Suena lógico. Estar con el novio en la batalla, seguramente le debe dar al otro una cierta tranquilidad de que ante el peligro, no lo va a dejar en la estacada… si es que realmente se quieren.
Durante 33 años este batallón intervino victoriosamente en muchos combates y fue una parte importante de la infantería griega.
Hasta que en la batalla de Queronea fue derrotado por Filipo II y su hijo Alejandro Magno. ¡Oh contradicción! fue otro gay, Alejandro, quien terminó con estos guerreros. Cuentan los cronistas que el resto del ejército tebano huyó, pero el Batallón Sagrado, rodeado, se mantuvo firme y cayeron donde estaban. Plutarco cuenta que Filipo, ante la visión de los cadáveres amontonados en una pila y entendiendo de quienes se trataban, exclamó:“Perezca el hombre que sospeche que estos hombres… hicieron algo inapropiadamente”
Volviendo a la “Bomba Gay” digamos que es una verdadera pena que algo que estaba pensado para transformar a los enemigos en amantes, no haya podido funcionar. Seguramente estaríamos mucho mejor.
Y...si salen de la manito todos los de un mismo bando??...efectos colaterales diran al perder la batalla...
ResponderEliminarAutorizados a quererse entre ellos...
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