LA MUERTE COMO IDEAL DE PERFECCIÓN

A PROPÓSITO DE “EL CISNE NEGRO” DE ARONOFSKI

Eduardo Botero T.

I.

Nina (Natalie Portman), la bailarina, gana el concurso para representar el papel principal en EL LAGO DE LOS CISNES, dirigida por Thomas Leroy (Vincent Cassels). Sometida al itinerario que le diseña su propia madre para efectos de sacar adelante su carrera, Nina se encuentra con que más allá del proceder artístico, otra realidad se impone a ella sin que pueda hacer nada por evitarla.

Ella deberá representar a Odette, la bella que ha sido convertida en cisne junto con otras bellas mujeres por un mago llamado Rothbart. Recordaré el argumento de EL LAGO DE LOS CISNES, la leyenda en la que se basa.

El día de su cumpleaños el príncipe Sigfrido, mientras celebra con sus amigos, es visitado por su madre quien le manifiesta que es tiempo ya para casarse y le anuncia que hará una fiesta a la noche siguiente con el fin de que él encuentre con quien hacerlo.

Deprimido, Sigfrido es invitado por sus amigos a cazar en el bosque, es cuando llegan, de noche, al lago, donde danzan las mujeres a las que el hechizo les permite recuperar su figura humana solamente en la noche. Mientras apunta a las jóvenes cisne, aparece su reina, Odette, quien le cuenta la historia del hechizo y la única forma en que este podrá romperse, cuando un enamorado jure amor eterno a la hechizada. Enamorado al instante de Odette, cuando Sigfrido va a jurar amor eterno, aparece el hechicero que de inmediato transforma en cisnes a todas las mujeres impidiendo se rompa el hechizo. Pero antes, Sigfrido invita a Odette para que asista a la fiesta que hará su madre, a la noche siguiente.

En la fiesta, después de negarse a tomar por esposa a alguna de las invitadas, Sigfrido escucha anunciarse la presencia del Barón Rothbart, quien no es otro que el brujo acompañado por su hija Odile, y que, mediante hechizo, hace que Sigfrido crea ver en Odile a Odette. Entonces le jura amor eterno, después de lo cual contempla a Odette a lo lejos, entrando en desesperación y corriendo hacia el lago a buscarla.

En el lago, pidiéndole perdón, ya es muy tarde para romper el hechizo pues el amor eterno se lo ha jurado a Odile. Entonces Sigfrido y Odette ven aparecer de nuevo al hechicero que ordena a las mujeres su reconversión en cisnes, la pareja lucha contra él, y reconociendo que es en vano luchar pues el maleficio no se terminará, se lanzan al lago lo cual produce la muerte del mago y el final del hechizo para las otras mujeres. Del fondo del lago emergen los espíritus de los enamorados.

II.

Ya, pues, en EL LAGO DE LOS CISNES encontramos  una disociación, la de Odile/Odette. Quien se quiere beneficiar del cambio es el hechicero trasegando la vía del simulacro y del engaño, mediante el hechizo de Sigfrido que cree ver a Odette en Odile. Rothbart sabe que Odette ha comunicado a Sigfrido cuál es el modo de romper el hechizo y sabe que Sigfrido ha invitado a Odette a la fiesta que su madre organiza para que consiga esposa. Valido de ese saber, conocedor del atrapamiento de Sigfrido en el hechizo del amor, logra que el príncipe tome por la que ama a su hija.

Es en la percepción de Sigfrido que la equivocación se hace drama y no le queda otro destino que el de la muerte junto con Odette. Es en su propia vida que el deseo materno por casarlo se transforma en drama, como si la melancolía con que recibió la orden, anunciara, como inevitable, a la muerte.

Odette se sabe disociada entre humanidad y animalidad: cisne de día, mujer de noche. El blanco y el negro representan la luz y la oscuridad. El atrapamiento en el designo del perverso deseo de Rothbart, hace pensar en que la disociación como tal es la perversión misma. Impidiendo la muerte de alguna de sus amigas por la flecha cualquiera de las ballestas de Sigfrido y amigos, Odette logra flechar el corazón del príncipe y predisponerlo para el equívoco que a la noche siguiente demostrará imposible toda redención, como no sea mediante la muerte.

Odette está pues condenada a morir como única manera de resolver su condición de prisionera del designio de Rothbart.

III.

Si se mira la película como novedosa recreación cinematográfica de EL LAGO DE LOS CISNES, se corre el riesgo de confundirse. Mientras en la leyenda es Sigfrido quien está sometido al deseo de su madre, a la que podemos considerar autora del destino de su hijo, en la película es Nina, la que hará de Odette, la que se encuentra sometida a la feroz tutela de su madre, otra bailarina que el argumento insinúa fracasada en su carrera.

Lo que emerge es una temática la de la muerte inevitable. En Sigfrido y Odette, como único destino posible para un amor imposibilitado por el peso del hechizo y las argucias del hechicero. En Nina porque al encarnar el ideal de perfección como posible, no tiene otro camino a seguir que colocar en el lugar de la metáfora de la muerte, la realización de la muerte misma, esta vez conseguida como desenlace de su tránsito por el delirio.

Dejemos a las conciencias bien intencionadas la idea de que la interpretación artística libra de locura. Es por la locura que Nina se hace a su papel y lo saca adelante al costo de su propia vida. No es necesario recabar aquí en los muchos momentos de alucinaciones complejas que progresivamente van copando toda su interpretación de la realidad, pero sin perder de vista, jamás, la idea de conseguir la perfección absoluta.

Pero uno es el propósito de la madre de Nina, que esta acepta sin protestar, otro el de Leroy, quien busca reemplazar a la anterior bailarina, con Nina. Un cuerpo es el del primer propósito: el cuerpo de la racionalidad, de la técnica, de la precisión. Otro es el cuerpo que reclama Leroy: el del deseo, el de la pasión, el de la vida.

Entonces sabemos que la película es la historia reciente (que dura desde la selección, pasando por el montaje hasta la presentación de estreno) de una bailarina que busca la perfección como ideal materno, que encuentra en su propio cuerpo la limitación más nítida para poder representar el papel de quien encontró en la muerte la única posibilidad de realización de su deseo. La limitación es el apego a la sola técnica, al modo de hacerlo apegada a los cánones escritos. Leroy lo descubre y todo el tiempo la incita a que su cuerpo sea otra cosa. Entonces el delirio contribuirá a perfilar el personaje, haciendo de la rivalidad fraterna (Lily, la bailarina alterna), amparada en la fantasía de homosexualidad, el motor que impulsa a conseguir la representación de Odette en los términos ya expresados.

“¿Qué hiciste?”, le pregunta Leroy al final, cuando descubre que está herida en el vientre. “La perfección”, contesta Nina. La perfección. La muerte.

Que es lo que se esconde siempre tras los ideales de excelencia absoluta. La muerte de la vida.

Enero 30 de 2011