DICEN QUE SOMOS LA GENERACIÓN PERDIDA

DIVERTIMENTO AUTOINJURIOSO

¿Generación perdida?  ¿Cuál generación perdida? Ese no eterno afán por pasar a la historia sí que produce eufemismos, palabras vacías, retóricas adornadas por la pura insubstancialidad.  Hay quien atesora dinero, hay quien atesora poder y hay quien atesora eufemismos.  Y, al igual que los otros, se pavonea por el escenario en el que todos de algún modo participamos por exceso o por defecto, como cualquier engreído de parroquia.  Carro grande, pito pequeño, repite una sabiduría popular que no necesita psicoanalizarse para acertar con toda puntería en el blanco de la sabiduría sintética.  Sin tetas no hay paraíso, reza el bobalicón y la insatisfacción de los borregos se derrama en loas, bendiciones y… pauta publicitaria. Generación perdida se llama la suya, la mía, la de aquella, la de aquel.  Los sapos de la academia croan hasta la anoxia: mueren asfixiados para que les levanten estatuas que sirvan de destinos inmarcesibles a la rila de las palomas.  Ahora se fungen eruditos porque así como se puso de moda coleccionar bienes para mostrar, también se coleccionan conocimientos también para mostrar.  Digámoslo de una vez: el que colecciona libros es erudito, pero no necesariamente sabio.  La antropología ha sabido demostrarlo: un guapireño sin escolaridad que construye una marimba y compone una canción, es más inteligente que cualquier universitario que a duras penas copia, pega e imprime un escrito para presentarlo como trabajo propio.

Es el afán de pasar a la historia, lo que les resulta fundamental: por eso se organizan en roscas, para que de las roscas salga el elogio, la memoria y la prédica.  Ellos no hacen historia sino que hacen la historia, que no es lo mismo.  Vaciados en la estulticia de su auto-negada vacuidad, expelen envanecidos alardes de sapiencia, bien que sea una cifra estadística o una frase bien lograda, pero lo que es el argumento, el ejercicio de meditación reflexiva ligada a la puesta en juego de la existencia, ah no, eso no, eso lo eluden por el puro miedo de no ser tomados en cuenta por la o el funcionario o funcionaria de turno. 

¿Generación perdida?

¿Por qué?

¿Porque se negó a plegarse al carro del poder de los que atesoraban dinero, poder y conocimientos?  ¿Porque manifestó abiertamente su profundo desdén por el trascendentalismo que quieren insuflar en las mentes los defensores de la guerra, del hambre, de la desigualdad y de la obligatoria y resignada condición de miseria, para mantener llenas sus arcas, corromper a sus intelectuales y abastecer de bazofia a sus bufones?

¿Porque pensó que era mejor negociar la paz entre los que se enfrentaban aviesa y porfiadamente, que endosarle su corazón y sus razones a uno de ellos?

¿Porque no temió  equivocarse probando nuevas formas de relacionarnos entre todos de modos diferentes a los de el forzamiento a la jerarquización, a los de la reproducción de los niveles de estratificación social (desde los más complejos llamados clases a los más vacuos llamados estratos)?

¿Perdida porque se alzó en contra de todas las cosas repudiables para la condición humana?

¿Porque supuso abyecta toda conciliación para con el injusto, el autoritario y el fatuo?

¿Porque quiso poner la palabra allí donde reinaba el acto y el pensamiento allí donde campeaba abierta y siniestramente la obediencia ciega?

¿Perdida porque se negó a seguir creyendo que el orden de cosas reinantes obedecía a un implacable designio divino que era preciso obedecer pasiva y resignadamente?

¿Porque fue capaz de intentar tomar por asalto el futuro y, aunque fracasó estrepitosamente, nunca abandonó la frustración por no haberlo podido lograr permaneciendo fiel a las convicciones que la llevaron a desearlo?

¿Perdida porque no repitió como letanía las consignas de decrépitos y moribundos sanguinarios que antes de ver perdidas sus fortunas se lanzaron a los elogios para apaciguar a los rebeldes de espíritu pero débiles de bolsillo?

¿Porque no quiso seguir cantando ay que orgulloso me siento de ser un buen colombiano y prefirió cantar gracias a la vida?

¿Generación perdida?  Sí y sobre todo, para la causa que defienden los que persiguen la eliminación de la diferencia, la humillación de los vencidos, la cobardía de los derrotados, la tierra para unos pocos, la canción monocorde, la repetición vacía de oraciones que buscan poner a la divinidad o a sus intermediarios al servicio de sus repugnantes causas.   

Sí y sobre todo para auxiliar, en este preciso instante, a quienes, desprovistos ya de los maquillajes con los que se nos quería engañar, muestran que en el fondo de todo sanguinario no se agazapa la fealdad de la muerte sino un pequeño imbécil atosigado por el miedo a la vida y necesitado de alimentarse para mantenerse con la sangre y la desdicha del resto de mortales.  Que unos cuantos de nosotros se hayan convertido en sus vasallos no obliga al resto a seguir alimentando semejante carroña.  Los gallinazos, esos ejemplares seres que nos libran de la peste y de la perpetuidad de las mortecinas, tienen ahí, hoy, por fin, su gran banquete.  ¿Nadie ha visto huir asustada un águila perseguida por vichafués?